Carlos III y su faceta arqueológica a través de una triple exposición

Con motivo de la celebración del tercer centenario del nacimiento del rey Carlos III, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando ha programado con el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles y la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional Autónoma de México una exposición titulada “Carlos III y la difusión de la Antigüedad”, que se celebrará simultáneamente en tres ciudades relacionadas con la actividad arqueológica y divulgadora del monarca: Nápoles, Madrid y México DF. La muestra será visitable hasta el 16 de marzoMediterráneo Antiguo ha querido acercarse a esta interesante muestra, en la que se combina el concepto de exposición tradicional con la tecnología más vanguardista de recreación virtual. Lo hemos hecho de la mano de su comisaria en Madrid, María del Carmen Alonso, y de Beatriz Calvo, del departamento de Humanidades Digitales de la Academia.

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Espacio expositivo en la sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Foto: RABASF.

Pregunta – La exposición se organiza con motivo de la conmemoración del tercer centenario del nacimiento del rey Carlos III, hijo de Isabel de Farnesio y nieto de María de Médicis, por tanto, vinculado a dos familias con una tradición relacionada con el arte desde el Renacimiento ¿marcó este pasado el interés del rey por la arqueología?
María del Carmen Alonso – Sí, estoy totalmente segura. Sobre todo en España, donde Isabel de Farnesio y Felipe V están comprando la colección de escultura clásica de Cristina de Suecia para instalarla en el palacio de La Granja. Él participa de ese ambiente familiar. Una vez que llega a Parma tiene acceso a todas las colecciones Farnese. Cuando conquista Nápoles se lleva allí muchos objetos, lo único que no puede llevarse es la colección que estaba en Roma porque no le conviene enfrentarse, lógicamente, al Papa. Estoy convencida de que la tradición familiar pesa mucho. Otra cosa más, cuando se descubre Herculano escribe a su madre y ella se interesa por los hallazgos, apoya la iniciativa de su hijo, le interroga por la evolución de las excavaciones y reclama novedades sobre ellas, por tanto, hay un interés familiar innegable.

Carlos III participa del ambiente familiar de interés por el arte, especialmente de Isabel de Farnesio.

Pregunta – Carlos III llevó a Nápoles a los mejores restauradores, pero también era consciente de la importancia de la difusión. Creó una imprenta real para editar los famosos volúmenes de La antichità di Ercolano ¿podemos decir que estamos ante uno de los primeros gobernantes comprometidos con el patrimonio?
MCA – Él se lo encuentra de casualidad, tal y como publica Félix Fernández Murga, cuando los ingenieros militares le informan de que salen restos arquitectónicos de los pozos de Herculano. Al principio hay cierta reacción de burla en la corte, fundamentalmente formada por españoles, a los que ese contexto arqueológico les resulta muy extraño. Parece una rareza, pero los ingenieros insisten y es cuando se ponen en marcha las excavaciones de forma oficial. Su relación con el patrimonio es muy gradual. He investigado mucho sobre esta cuestión en los archivos de Nápoles y Simancas. Es un proceso que se va gestando a medida que se desarrollan las excavaciones, por la abundancia de los yacimientos, pero también por su rareza. Comienzan a aparecer objetos de la vida cotidiana como panes, agujas para hacer redes, instrumentos quirúrgicos, algo que no aparecía en otros lugares… Esta riqueza le lleva a dejar de pensar en decorar sus palacios y a impulsar la idea de montar el museo, pero siempre bajo la perspectiva del monarca ilustrado.

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Espacio expositivo en México. Foto: RABASF

Pregunta – Otro aspecto verdaderamente significativo es que Carlos III no trasladó ninguna pieza original desde Nápoles a España, sino que encargó vaciados de yeso -algunos de los cuales pueden verse en la exposición-, para contribuir a la divulgación de los hallazgos ¿a qué se debe, en su opinión, esta postura?
MCA – La mentalidad de proteger el patrimonio local es propia de la Revolución Francesa. Carlos III, pese a lo que se ha apuntado generalmente, no considera que los hallazgos arqueológicos fuesen patrimonio público ni del pueblo, para él eran exclusivamente suyos. Por eso también prohíbe dibujar a los visitantes al museo, no quiere que se publique absolutamente nada que esté fuera de su control, quiere tener la exclusividad. Es una visión nacionalista de la arqueología: yo excavo, yo lo pago, yo difundo. Eso se ve muy bien en su correspondencia con Bernardo Tanucci. Es más, hay una carta en la que le dice a Tanucci que todo lo que hay allí es de él y de su hijo y dispondrá de ello como le parezca. Sabe que si comienzan a salir cosas de allí, habría tal presión internacional por conseguir objetos de las excavaciones -como pinturas de Herculano, por ejemplo- que se hubiera venido abajo todo su proyecto. Es muy reacio a que se traigan restos a España. De hecho no se trae nada, solo una cajita de cenizas del Vesubio. También manda comprar antigüedades en Roma a Camilo Paderni para no tener que traer nada de Nápoles.

Carlos III, pese a lo que se ha apuntado generalmente, no considera que los hallazgos arqueológicos fuesen patrimonio público ni del pueblo, para él eran exclusivamente suyos.

Pregunta – Los hallazgos de Pompeya, Estabia y Herculano y la labor divulgadora de Carlos III contribuyeron a afianzar el Neoclasicismo, pero también impulsaron los estudios arqueológicos de la España árabe y de las ruinas mayas ¿En qué medida fue Carlos III impulsor de los estudios artísticos en América?
MCA – En gran medida. Eso se puede ver en la exposición que hay en el Museo Arqueológico Nacional, comisariada por Miguel Luque, donde se explica muy bien toda la fase de descubrimientos en América orientada a convertirse en gabinete de historia natural. Carlos III hace aquí lo mismo que hace en Nápoles, pero evidentemente con otro contenido. Si en Nápoles había excavado, montado un museo e invertido grandes cantidades en la edición de La antichità, en otros lugares es consciente de que ningún yacimiento va a tener las mismas características de Herculano. Monta el mismo proyecto, pero con contenido diferente. Se dan reales órdenes para que desde todos los lugares de ultramar comiencen a mandar colecciones de botánica, zoología y minerología para montar un gran museo, cuyo edificio fue encargado a Juan de Villanueva y Floridablanca. Sabía que con arqueología no podía empatar al mundo culto europeo, así que tira de sus territorios en las Indias para crear un museo, una academia de ciencias y hacer la publicación de todas esas colecciones de historia natural. Luego viene la Guerra de la Independencia y ese proyecto se va al traste, cuando los franceses ocupan el edificio del Museo del Prado, que todavía estaba en construcción.

Respecto a los estudios árabes, hay que recordar que Carlos III estuvo con la familia en una visita en la Alhambra, antes de marcharse a Nápoles. Por tanto, él había conocido de muy joven todo ese legado andalusí. La decisión de editar las antigüedades árabes es la misma que la decisión de crear La antichità di Ercolano. De hecho, cuando encarga su elaboración, señala que va a ser igual que la de Herculano. Es una mentalidad propia del rey.

Pregunta – Teniendo en cuenta estos factores positivos ¿a qué achaca usted la mala opinión que Winckelmann, fundador de la arqueología clásica, tuvo tanto de Alcubierre como de Paderni?
MCA – Winckelmann se mete sobre todo con Alcubierre. En la carta al conde Brull dice de él que tenía que ver tanto con las antigüedades como la luna con los cangrejos. Winckelmann no tiene acceso a la documentación acumulada desde 1738 en la Secretaría de Estado. Los partes diarios de excavación se convertían en un parte semanal que se enviaba al ingeniero superior y luego al secretario de estado. No puede acceder a esa información, lo que le genera malestar. Además se relaciona con Paderni, que estaba a su vez en conflicto con los ingenieros militares sobre el modo de llevar a cabo la excavación. Los militares decían que tenían que ser ellos, porque tenían una experiencia dilatada, pero Paderni decía que debían ceñirse a seguir directrices. Es ahí donde surge el conflicto. También en que los ingenieros militares eran muy estrictos. Winckelmann llega con la idea de querer publicar todos los hallazgos y se encuentra con las puertas cerradas. Como no podía meterse con el rey, ataca a Alcubierre. Personajes notables de Nápoles defienden la actuación de los militares y afirman que no son expertos en antigüedades, pero que no han sido llamados por su conocimiento de la materia, sino por su habilidad para cavar galerías largas bajo tierra. Las críticas de Winckelmann son tremendamente parciales a la luz de la documentación existente. Se pueden comparar las excavaciones a las que asiste Winckelmann como anticuario del Papa en Roma y las excavaciones de Herculano. Cuando Winckelmann es anticuario, cargo en el que tenía la responsabilidad de gestionar las excavaciones en Roma, nos encontramos con mucha menos información que la que se publicó en relación con Herculano, me remito, por tanto, a lo que ha quedado de unos y de otros testimonios.

Las críticas de Winckelmann son tremendamente parciales a la luz de la documentación existente. Se pueden comparar las excavaciones a las que asiste Winckelmann como anticuario del papa en Roma y las excavaciones de Herculano.

Pregunta – Uno de los aspectos más novedosos de la exposición es su simultaneidad, lo que requiere un apoyo técnico basado en las tecnologías más vanguardistas de recreación virtual. De la misma manera que Carlos III con sus moldes de yeso contribuyó a difundir la Antigüedad en Europa y América, las imágenes virtuales pueden poner sobre la mesa una nueva manera de entender las exposiciones, interconectando colecciones de diferentes países ¿cómo está funcionando esta iniciativa?
MCA – La idea inicial, en la que llevábamos trabajando bastante tiempo con el Museo Arqueológico de Nápoles, era hacer una exposición entre ambos. Se barajaba la posibilidad de traer algún original y confrontarlo con los yesos. Hay interesantes diferencias entre ellos, puesto que cada uno ha seguido su propia evolución. A veces el yeso se parece más a la estatua recién excavada que al original, por lo que habría sido interesante. Pero cuanto contactamos con México, que tenía la parte final de la colección, nos dimos cuenta de que el movimiento de piezas no iba a ser posible y pensamos en otra opción. Dado que en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando contamos con el Laboratorio de Humanidades Digitales, con Nestor Marqués y Beatriz Calvo, decidimos complementar la muestra con recreaciones virtuales, de las que os podrá hablar mejor Beatriz Calvo, del propio Laboratorio.

A veces el yeso se parece más a la estatua recién excavada que al original, por lo que habría sido interesante.

Pregunta – ¿Qué retos plantea una exposición de este tipo a nivel tecnológico?
Beatriz Calvo – Un proyecto de este tipo tiene retos y complicaciones, pero nos han dado muchas facilidades en Nápoles y las conclusiones han sido al final más que positivas. Lo más difícil era poder hacer la fotogrametría de piezas que no habían estado expuestas, sobre todo por su ubicación en almacenes. Finalmente nos dieron la posibilidad de hacerlo al ser una exposición conjunta. A nivel tecnológico, lo más complicado era la reproducción física del 3D. En cuestiones de fotogrametría no teníamos mucha complicación, pero sí en la parte de la impresión 3D y el posterior vaciado en yeso, que es lo que estábamos llevando a cabo para la muestra. La otra complicación tecnológica era pensar en la parte museográfica. Cómo esas piezas impresas en 3D se colocaban o se adaptaban a nuestros modelos en escayola para plantear el discurso expositivo.

Pregunta – ¿Y qué posibilidades abre el universo digital en el ámbito de las exposiciones?
BC – Museográficamente se abre una nueva vía. Primero, por el abaratamiento de costes, pues no siempre se tienen los medios para traer las piezas. Segundo, a nivel de conservación, ya que al no mover el original, no se pone en riesgo y no se deteriora. Incluso se puede pensar en crear exposiciones virtuales en espacios virtuales. Por otro lado, al hacer la fotogrametría surgieron posibilidades de investigación, porque al superponer originales con moldes vemos que se han producido variaciones, como hemos comentado. El proyecto nos ha dado muchas alegrías.

Autor

Mario Agudo Villanueva