Pedro Cifuentes: «El arte es eterno, pero sólo si lo protegemos y concienciamos a las nuevas generaciones de que obren en consecuencia».

A comienzos de año hablábamos de los videojuegos como una potente herramienta de divulgación, con un porcentaje de penetración muy alto entre población infantil y juvenil. Pues bien, hoy le toca el turno al cómic. Una disciplina que puede poner al servicio de la divulgación la enorme libertad de la creación artística y la potencialidad de la imagen. Para ello hemos contactado con Pedro Cifuentes, profesor en el IES Miquel Peris i Segarra del Grao de Castellon y autor de «Historia del arte en cómic: el mundo clásico», editado por Desperta Ferro, con quien hemos podido hablar sobre algunos temas que esperamos que sean de vuestro interés.

Pregunta – ¿Cómo surge la idea de utilizar el cómic para acercar la historia del arte a sus estudiantes?
Respuesta – Llevo diez años como profesor de Sociales en ESO y desde el primer día comprendí que es necesaria una renovación de la didáctica con la que desarrollo la especialidad. A los chavales les gusta la historia y adoran aprender geografía, pero no de la forma reglamentaria, aburrida, con un libro de texto que se ha quedado corto ante un mundo lleno de información y redes sociales que cada vez van más rápido. Con los cómics he conseguido que los chavales frenen un poquito, valoren el arte, disfruten de la experiencia creativa y entiendan la importancia del patrimonio.

ComicArteI-portada
Portada del libro

P.- Sus dibujos son un claro ejemplo de que «la letra con sangre no entra», como se señala en el prólogo, y de que la historia no es aburrida, como piensan algunos ¿se ha propuesto luchas contra estos tópicos?
R.- Totalmente. Como dice Toni Solano en el prólogo, en el caso de las Humanidades uno llega a valorarlas desde la seducción, o mejor dicho, desde ese «Sentido de la Maravilla» (Sense of Wonder) tan habitual en las novelas históricas, en las aventuras de fantasía o en las anécdotas que cuenta Herodoto en sus viajes por el Imperio persa. Sin embargo, el profesor con su trocito de tiza se queda corto, lo tiene difícil para despertar el θαῦμα (Thauma, admiración) en sus alumnos si no utiliza otras clase de herramientas, más visuales y divertidas. En este sentido, me atrevo a recordar a Chesterton, cuando decía aquello de «lo contrario a divertido no es serio, lo contrario a divertido es aburrido».

P.- En su obra se mezclan conceptos artísticos, hechos históricos, personajes reales y ficticios, nuevas tecnologías y viejas tradiciones ¿cómo conseguir el equilibrio para no caer en la trivialización del mensaje?
R.- Agradezco mucho esta pregunta porque es la parte que más me preocupaba del proyecto y creo que ha quedado muy equilibrado. «Historia del arte en cómic» recoge muchas anécdotas y situaciones que se han sucedido en clase durante varios cursos, de tal forma que se encuentran presentes en la obra. Y si en mis clases puede aparecer dibujado en la pizarra Herodoto y establecer un diálogo conmigo, o el poeta ciego Homero en plan «Mr. Magoo», imagino que los lectores sabrán apreciar esas pequeñas bromas que hacen más divertida y bonita la teoría pura y dura.

Me atrevo a recordar a Chesterton, cuando decía aquello de «lo contrario a divertido no es serio, lo contrario a divertido es aburrido».

P.- Y a la inversa, su obra está muy bien documentada ¿de qué manera trata de evitar que la información contenida sea la justa para evitar el tedio o la sobrecarga de estímulos del joven lector?
R.- Gracias a los mecanismos del cómic como recurso didáctico: personajes divertidos, sorpresa constante al lector, apariciones estelares… Hay una de las viñetas donde los chavales recorren los relieves del Ara Pacis a tamaño real, mezclándose con las figuras. Este tipo de juegos sólo pueden realizarse con viñetas, y hacen que todo sea más sencillo de aprehender por parte del lector.

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Interior del libro

P.- Hace poco publicamos un análisis del videojuego «Assassin’s Creed Odissey», que consideramos una interesante herramienta de divulgación. Ahora se publica su cómic y desde hace años asistimos al nacimiento de muchos proyectos que llevan el arte y la historia a las redes sociales. Todos ellos son puntos de contacto con el público infantil y juvenil. Desde su perspectiva docente ¿cómo podemos calificar el grado de interés actual de la juventud por las Humanidades y, en particular, por la historia y el arte?
R.- De un tiempo a esta parte me encuentro con chavales muy preocupados por el mundo en el que viven, chavales que llegan a la ESO con sensibilidades acerca de su porvenir, el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, el empoderamiento de las mujeres, etc. En todo este panorama, pienso que las nuevas generaciones de lectores están muy abiertas a entender la verdadera riqueza que entraña el patrimonio y el arte. Les preocupa su pérdida y su conservación. Este curso, por ejemplo, me encontré con dos alumnos de 1º de la ESO que al encontrarme al día siguiente en clase, tras el incendio de Notre Dame, lloraron de tristeza porque entendían la importancia de la pérdida cultural que habíamos padecido.

P.- Los protagonistas de tu historia viajan en el espacio y en el tiempo a través de Leonardo, Safo, Homero, Hipatia, las Sirenas… ¿En qué te basas para elegir estos históricos guías y cómo los documentas?
R.- La historia los va llamando. Leonardo, por ejemplo, aparecerá también en el volumen dedicado al Renacimiento, de la misma forma que sucederá con algún filósofo, etc. No entiendo que deba «constreñirme» a los personajes de una época concreta. A mi me hubiera encantado que alguien como Leonardo me explicase la importancia del Arte como lenguaje universal, o que Hipatia me hablase sobre el fin del Mundo Clásico. E imagino que a mis alumnos también les gustaría algo así, de tal forma que procuro concederles el capricho.

De un tiempo a esta parte me encuentro con chavales muy preocupados por el mundo en el que viven, chavales que llegan a la ESO con sensibilidades acerca de su porvenir, el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, el empoderamiento de las mujeres, etc.

P.- Hay también espacio para la denuncia. La destrucción de Palmira ocupa parte del capítulo dedicado a los lugares dignos de verse ¿cuál es el objetivo de incorporar estos hechos al discurso narrativo de tu cómic?
R.- En el caso de Palmira, se trata de una denuncia evidente, pues cuando estaba documentándome para el cómic me topé que un buen día el Tetrapilon y el Teatro ya no estaban allí, presa del fanatismo que nos ha ido sacudiendo a lo largo de la historia. Hipatia de Alejandría vio como el Serapión de su ciudad desaparecía de la noche a la mañana (un edificio que llevaba siglos en pie, que parecía eterno) y lo mismo ocurrió con Palmira hacia 2016. El arte es eterno, las obras artísticas nos acompañarán siempre, pero sólo si las protegemos y concienciamos a las nuevas generaciones de que obren en consecuencia.

P.- Algunas escenas son guiños a obras de arte, como el encuentro de Odiseo y las Sirenas, que recuerda la magnífica obra de Waterhouse…
R.- Exacto. Y he disfrutado mucho con esta clase de juegos. Mi intención era demostrar a los lectores que las temáticas, la mitología clásica, son universales e intemporales, aun a pesar del estilo con el que aparezcan en aproximaciones posteriores. Además, Waterhouse es un pintor que me encanta.

 

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Páginas interiores del libro. La imagen de la izquierda recrea la escena de Ulises y las sirenas del cuadro de Waterhouse

P.- Al disfrutar de su obra, uno cobra consciencia de la cantidad de tiempo que le ha dedicado. Su esfuerzo denota una encomiable pasión por la enseñanza ¿Cuál es la mayor recompensa de este trabajo?
R.- En mi caso, verlo publicado. En un principio se trató de una campaña en Crowdfunding, pues no encontraba hueco editorial, era una propuesta arriesgada, etc. El éxito del proyecto (que logró financiación en 48 horas) superó mis expectativas, de tal forma que llamó también la atención de Desperta Ferro y hemos decidido emprender juntos la aventura.

Mi intención era demostrar a los lectores que las temáticas, la mitología clásica, son universales e intemporales, aun a pesar del estilo con el que aparezcan en aproximaciones posteriores.

P.- Todos los que nos dedicamos de alguna manera a las Humanidades constatamos un cierto retroceso de su presencia en los planes de estudio. ¿Existe alguna manera de revertir esta situación?
R.- Es una situación muy preocupante, la verdad. Hoy en día se trabaja por proyectos dentro de educación donde hay quien reivindica el STEM (Science, Tecnology, Enginery and Maths, en inglés), pero yo creo que sería genial incluir en medio la «A» de Arte y convertir la palabra en STEAM, donde la historia, el arte, las humanidades en general, sean un hilo transversal y conductor en toda la Educación Obligatoria.

Tetrapylon de Leptis Magna
Ilustración del Tetrapylon de Leptis Magna, realizada por Pedro Cifuentes en exclusiva para Mediterráneo Antiguo con motivo de esta entrevista.

P.- Se anuncia ya el tomo de la Edad Media ¿hasta dónde llegará la colección?
R.- Mi intención es llegar hasta el siglo XXI y dedicar también un tomo para hablar del arte en otros lugares del mundo (no quisiera pecar de eurocéntrico), pero aunque ilusión no nos falta ni a mi ni a Desperta Ferro, los lectores tienen la última palabra.

Autor

Mario Agudo Villanueva

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