Persia: historia de una gran potencia

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Con más frecuencia de lo deseable nos hemos asomado a la historia de Persia desde las fuentes griegas, que fueron, durante buena parte de la Antigüedad, sus molestos vecinos occidentales. Para los pequeños estados de la Hélade y las ciudades jonias, el entonces Imperio aqueménida era su terrible amenaza. Aunque no para todos, algunas poleis helenas, como Tebas, o estados como el reino de Macedonia, fueron, en ciertos momentos, tributarios del mundo persa. Así que, una vez más, la realidad se nos muestra repleta de aristas que nos obligan a agudizar nuestra capacidad de análisis para huir de estereotipos o lugares comunes.

Este es el propósito de Lloyd Llewellyn-Jones en su último libro «Los persas. La era de los grandes reyes» (Ático de los Libros, 2024). Una obra que se presenta como la historia de la antigua Persia contada desde fuentes auténticas y autóctonas, desde sus remotos inicios, cuando un grupo de clanes ancestrales nómadas se asentaron en las agrestes tierras de la zona euroasiática central hasta que el que un día fuera una de las principales potencias mundiales fuera subyugada por Alejandro Magno. Un libro trepidante, de lectura amena y accesible para todos los públicos.

El libro sigue un orden cronológico salpicado de capítulos necesarios para comprender la cultura, la sociedad y la religión de los persas. Se abre con un capítulo dedicado a los orígenes de este pueblo, unido de forma casi indisociable al de los medos (pp. 47-62). Después de que estos pueblos nómadas se asentaran y controlaran partes de Mesopotamia, irrumpe la fulgurante figura de Ciro el Grande, hijo del gran Cambises, a cuya agitada vida y numerosas conquistas se dedican los dos siguientes capítulos (pp. 62-103). A continuación llega la conquista de Egipto de la mano de Cambises, el hijo mayor del gran artífice del Imperio, al que no le ha acompañado una buena crítica (pp. 104-114). Los turbulentos años de la llegada al poder de Darío, sobre el que ha recaído la sombra de la usurpación, protagoniza el capítulo quinto, que lleva el esclarecedor título «La verdad y la mentira», haciéndose eco del componente propagandísticas de las versiones que han llegado hasta nosotros (pp. 115-144).

Finalizado el primer bloque, el autor nos propone un excurso narrativo para adentrarnos en diferentes facetas de la vida persa. Desde la administración del Imperio (pp. 145-166), los hábitos de los monarcas (pp. 167-174), el programa constructivo de los reyes (pp. 175-186) y la vida en la corte y la sociedad (pp. 187-226). Concluye este apartado con un interesante capítulo dedicado a la religión (pp. 227-245).

El pulso narrativo se reanuda con la irrupción de Jerjes, a cuyo destacado reinado se dedican cuatro capítulos (pp. 251-304). Si bien el libro se precia de recurrir a fuentes persas, es inevitable acudir a las griegas, pues su historia está absolutamente entrelazada. Se trata de testimonios de diferente naturaleza. Mientras los cronistas helenos nos ofrecen una historia narrativa, repleta de personajes y acontecimientos, los persas, igual que babilonios o asirios, se basaban en la tradición oral, recelando de hechos exactos o fechas concretas. Estos pueblos comprendieron su pasado mediante mitos, relatos fundacionales y grandes leyendas, que exigen al historiador un esfuerzo de contextualización mayor.

La llegada de Artajerjes inaugura un período de inestabilidad, abordado en el tramo final del libro, que se consagra a las intrigas, traiciones y usurpaciones que tuvieron lugar en tiempos posteriores, con la entrada en escena de Darío II y Artajerjes II (pp. 305-366). Artajerjes III irrumpió en el poder imponiendo una autoridad basada en la fuerza bruta (pp. 367-384). Poco a poco nos acercamos a la época de Darío III y el fin del Imperio a manos de Alejandro Magno, precedido por el sobresaliente reinado de su padre Filipo de Macedonia (pp. 385-406).

El libro concluye con un interesante epílogo, dedicado al contraste entre el pasado persa y el presente iraní, una cuestión de actualidad que nos permite comprender hasta qué punto es necesario el estudio de nuestra historia para entender la complejidad de los tiempos que nos ha tocado vivir. Llewellyn-Jones nos ofrece una amplia panorámica de una de las principales potencias del pasado, cuyo recuerdo todavía es perceptible en el mundo moderno.

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