La lengua es el rostro visible de la memoria de los pueblos. En el seno del variado abanico de palabras que la conforman y los trazos normativos de su gramática anidan experiencias y formas de interpretar el mundo que van sedimentándose con el paso de los años hasta conformar un patrimonio de inigualable valor. Una bagaje del que somos, a la vez, afortunados usuarios y responsables de su transmisión a las futuras generaciones. Entre todas ellas destacan con fuerza aquéllas que han trascendido al paso de los siglos y se han erigido en madres -o madrinas- de lenguas más modernas. Es el caso de la lengua griega, de la que hoy, 9 de febrero, se conmemora el Día Mundial.
Esta jornada comenzó a celebrarse en 2017. El día elegido corresponde con la fecha de la muerte de Dionisio Solomós, poeta oriundo de la paradisíaca Zakynthos, fallecido en 1857, reconocido autor de Imnos eis tin Eleftherían («Himno a la Libertad»), un poema cuyas primeras estrofas sirvieron como inicio del himno nacional griego, compuesto en 1823, en plena Guerra de la Independencia griega.
Sirvan estas líneas como pequeño homenaje a la lengua griega, cuya enseñanza en nuestro país pende de la espada de Damocles empuñada por la caprichosa mano de políticos y pedagogos, y como antesala de este magnífico poema de Odysséas Alepoudélis, conocido por su pseudónimo Odysséas Elýtis, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1979 y considerado uno de los mayores genios de la poesía griega del siglo XX.
«La lengua me dieron griega; pobre la casa en los arenales de Homero. Mi único cuidado mi lengua en los arenales de Homero. Allí bremas y percas verbos que el viento azota corrientes verdes en el azul cuanto vi alumbrarse en mis entrañas esponjas, medusas con las primeras palabras de las Sirenas conchas rosadas con los primeros estremecimientos. Mi único cuidado mi lengua con los primeros estremecimientos. Allí granadas, membrillos dioses morenos, tíos y primos que meten el aceite en enormes tinajas; y brisas de la vaguada fragantes de mimbre y lentisco esparto y jengibre con los primeros gorjeos de los pinzones, dulces salmodias con los primerísimos Gloria a Ti. ¡Mi único cuidado mi lengua, con los primerísimos Gloria a Ti! Allí laureles y palmas incensario e incienso que bendicen las luchas y los mosquetones. En el suelo preparado con el mantel de viñedos aroma de cordero asado, entrechocar de huevos de Pascua y Cristo Resucitado, con las primeras salvas de los griegos. Amores secretos con las primeras palabras del Himno. ¡Mi único cuidado mi lengua, con las primeras palabras del Himno!» Το Axion Εstí (Dignum est) Traducción: Cristián Carandell
Un día tan especial como hoy nace, además, un precioso proyecto de Arístides Mínguez y Mar Carrillo, compañeros en Itinera. Su nombre es #PeccataBibliófila y su primera entrega, dedicada a la lengua griega, podéis saborear en el siguiente video.
Autor
Mario Agudo Villanueva
Que interesante el proyecto! Muchas gracias.
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