La lágrima de Jantipa

Los que nos dedicamos a estudiar, investigar, escribir o, simplemente, leer sobre nuestro pasado más remoto tendemos, con frecuencia, a idealizarlo o, incluso, romantizarlo. Sin embargo, es evidente que ninguno de nosotros nos cambiaríamos por un habitante de una ciudad de la Antigüedad, por muy próspera que ésta fuera. Cualquier pasado no siempre fue mejor y menos para ciertos colectivos. Cuando ensalzamos la Atenas democrática, con sus avanzadas instituciones, olvidamos muchas veces que la mujer no sólo no tenía derecho a participar en la Asamblea, sino que incluso debía de cubrir su rostro en público con un velo. Su espacio habitual, salvo en contadas ocasiones, era el oikós, y la formación que recibía era, en esencia, la labor matronalis.

Estudiar las razones por las que esta asimetría social siguió vigente en el mundo filosófico griego, aparentemente imbuido de racionalidad, es el objetivo del nuevo trabajo del filósofo e historiador Manel García Sánchez, profesor agregado de la Universidad de Barcelona y crítico del diario El País: La lágrima de Jantipa (La Esfera de los Libros, 2024). García Sánchez parte de un detalle acreditado por las fuentes que nos hablan de la ejecución de Sócrates: antes de su muerte, el filósofo pidió que se llevasen a casa a su afligida esposa, Jantipa, sumida en llanto, para rodearse de sus discípulos, a fin de mantener con ellos una última charla (Platón, Fedón, 59e-60a-b). La frialdad con la que se invita a la mujer a abandonar la escena es un perfecto epítome de la situación de todas las demás en el mundo griego.

García Sánchez se propone recuperar las voces femeninas de la Grecia antigua a través de una amplia e ilustrativa selección de textos que abarcan desde el período arcaico hasta el helenismo tardío, culminado con el martirio de Hipatia de Alejandría. El libro se articula en diferentes ejes temáticos: el género y la historia de las mujeres; la moral, la política, el derecho, la economía, la religión, la economía, la filosofía, la ciencia y la cultura, en general, siempre que aparezcan mujeres. El objetivo es comprender el triunfo de la asimetría de género en el mundo heleno, tratando de descifrar qué fue real y qué fue ideal. Tratar de pensar y hacer la historia para entender y saber, no para condenar o reivindicar. Trabajar la historia para hacer de ella, como el mismo autor señala, una magistra vitae.

El camino que transita García Sánchez no es sencillo. En sus propias palabras: «no puede ser el buen historiador el revisionista de turno que expulse a los filósofos del ágora, que ordene la clausura de las escuelas filosóficas o prohíba su palabra en las aulas. El revisionista verdadero tan solo debe censurar lo que en el pasado haya de censurable, pero nunca mediante la censura que que prohíbe o silencia por decreto y que olvida lo importante que es recordar para cambiar el presente y no repetir las injusticias, los errores y los vicios del pasado».

La lágrima de Jantipa es una obra ambiciosa en su brevedad (apenas 288 páginas), transparente y honesta, ilustrada con una amplia colección de fragmentos que permiten rastrear la situación de la mujer en la antigua Grecia. García Sánchez ofrece un análisis lúcido, erudito y crítico del vasto pasado filosófico heleno a través de un enfoque diacrónico que nos permite recorrer más de doce siglos de historia. Un ensayo fresco que contribuye a arrojar luz sobre nuestro pasado sin caer en recalcitrantes ejercicios presentistas.

Autor

Mario Agudo Villanueva

Deja un comentario