Herrero de Jáuregui: «la fuerza narrativa del mito para crear imágenes y relatos sigue incólume»

Catábasis, del griego κατὰ, «abajo» y βαίνω «avance», significa literalmente «descender», de ahí que este término sirviera desde tiempos remotos para definir la aventura que ciertos personajes del imaginario heleno emprendieron hacia los dominios de Hades, señor del temible Inframundo. Una peripecia que inauguró toda una tradición literaria que se ha convertido en pilar de la cultura humana. Un viaje a lo desconocido, un trayecto hacia nuestro destino final, de donde solo unos pocos escogidos fueron capaces de retornar. Alianza Editorial lanzó en marzo de este 2023 el ensayo Catábasis. El viaje al inframundo en la Antigüedad, cuyo autor, Miguel Herrero de Jáuregui, Catedrático de Filología griega de la Universidad Complutense de Madrid, nos ha atendido amablemente.

Pregunta – Empieza su libro con un recorrido por el mundo de los muertos. ¿Qué diferencia, a grandes rasgos, el Hades griego del inframundo que nos ha transmitido la tradición cristiana?

Respuesta – El Hades griego no es en principio un lugar de castigo, sino el lugar al que todos los seres humanos van al morir. “Ir al Hades” es sinónimo de morir. A partir de ahí, hay muchas elucubraciones de poetas, filósofos y sacerdotes sobre cómo es ese lugar y el tipo de existencia que tienen las almas de los muertos y, en algunos casos, se llega a dividirlo en regiones bienaventuradas y otras de castigo. En la tradición cristiana el mundo subterráneo es siempre opuesto al cielo, un infierno bajo el dominio del demonio y la muerte, como castigo para las almas no salvadas.

Pregunta – Príamo se interna en el campamento aqueo para rescatar a su hijo Héctor con el propósito de rendirle honores funerarios. Usted sostiene que el valeroso anciano emprende una catábasis simbólica ¿podría explicar brevemente esta tesis?

Respuesta – Homero presenta esa expedición con los rasgos que caracterizan un viaje al Hades. Cuando Príamo emprende su marcha “como si fuera hacia la muerte”, se hace de noche, cruza el río, y aparece Hermes, como en los relatos catabáticos. Al volver, cruza de nuevo esa triple frontera. Y muchos otros detalles que se explican desde esa perspectiva, y que el público de Homero reconocería como típicos de relatos como el de Heracles. El propósito es precisamente mostrar que la hazaña de Príamo, con que culmina el poema, no es resucitar a Héctor, sino rescatar su cadáver para honrarlo con un funeral. Los héroes homéricos no aspiran a la inmortalidad venciendo a la muerte, sino asumiéndola para conseguir la gloria inmarchitable, el kleos aphthiton. Y esta catábasis simbólica de Príamo se enmarca en esa perspectiva.

Príamo suplicando a Aquiles. Louis Masreliez. Museo Nacional de Estocolmo.

Pregunta – Hubo un tiempo en que el mundo de los muertos era para los griegos el dominio del olvido. Las almas vagaban sin memoria en el Más allá. Sin embargo, Odiseo acude a ellas en el pasaje de la Nekyia para conocer su destino ¿qué permite a los difuntos revelar los acontecimientos futuros si no son capaces de recordar el pasado?

Respuesta – Las instrucciones de Circe a Odiseo le ordenan realizar un sacrifico necromántico para que al beber la sangre las almas recuperen esa memoria por un instante. Los personajes del Hades en la Nekyia de la Odisea siguen teniendo los rasgos que tenían en vida. Ayax es orgulloso; Orión, cazador; Aquiles, poderoso; Minos, juez y Tiresias sigue siendo adivino, con poder de conocer el pasado, presente y futuro, por eso Ulises le consulta. Esa capacidad de predecir el futuro en otros relatos se transfiere a otros difuntos (como Anquises en la Eneida) o, incluso, a todos porque al estar fuera del tiempo humano tienen perspectiva sobre el pasado y el futuro: esa es la base de los ritos de necromancia tan extendidos en el mundo antiguo.

Pregunta – En relación con la memoria, Mnemósine, sus hijas, las Musas, que tienen el conocimiento de lo que ha acontecido, acontece y acontecerá, e inspiran con su inmenso saber a los poetas, tienen un papel muy relevante en este tipo de experiencias ¿no es así?

Respuesta – El papel de las Musas es crucial en el mundo de los vivos al inspirar a los poetas el conocimiento de cosas y sucesos que no están a su alcance, desde los orígenes del mundo a cómo es el Hades. Hesíodo lo cuenta detalladamente en la Teogonía. Ahora bien, en relación con el otro mundo la vinculación de Mnemósine, la Memoria, es patente sobre todo en las laminillas órficas, la más extensa de las cuales, la de Hiponion, empieza diciendo “esto es obra de Mnemósine”. Y siguen instrucciones al alma de cómo avanzar por el Hades, evitando la fuente del Olvido. Esta topografía mítica del Hades, con agua del Olvido y de Memoria, también está en el santuario oracular de Trofonio y la utilizará Platón en el mito de Er al final de la República. El mito era flexible y lo pueden utilizar poetas, filósofos y expertos rituales con diversas variantes y elementos comunes.

Necromanteion de Mesopótamo, en el río Aqueronte. Foto: Wikimedia Commons

Pregunta – Aborda usted la compleja relación entre pathos y mathos, la experiencia emocional y al aprendizaje intelectual ¿Cómo se combinan ambos conceptos en la catábasis?

Respuesta – El merbo mathein indica el proceso intelectual de aprendizaje (de ahí matemática) y el verbo pathein, el emocional (de ahí patología). Ambos se combinan en la literatura griega en diversas posibilidades, a veces privilegiando un polo y otras, otro, y a veces tratando de guardar un equilibrio. En el contexto del viaje al Hades, en principio la experiencia de la muerte es una experiencia (pathema) única y transformadora, el rito de paso por antonomasia, solo comparable al nacimiento por lo que supone de cambio radical de estatus. También es la ocasión para adquirir conocimientos (mathemata) especiales que pueden formularse en relatos y doctrinas que se componen y transmiten por vía intelectual. Así que la tensión entre ambos polos aparece en múltiples textos en relación con el viaje al Hades, tanto en ámbito ritual (más tendente a la emoción) como filosófico (que prefiere la doctrina).

Pregunta – Autores como Walter Burkert o Peter Kingsley han replanteado el perfil de Pitágoras, Parménides o Empédocles, a los que consideran personajes carismáticos más próximos a la experiencia iniciática, incluso chamánica, que a la filosofía «de gabinete» ¿cuál es el estado de la cuestión al respecto de estos fascinantes personajes?

Respuesta – Tal como lo describe usted, en las últimas décadas ha tenido lugar una nueva comprensión de estos “presocráticos”, que antes se estudiaban como si fueran filósofos profesionales como los que vemos ya en época helenística, cuando estaban más cercanos a la figura del poeta y el iniciador carismático itinerante, que tanta autoridad tienen en época arcaica. Formulan en términos poéticos y religiosos los pensamientos sobre la naturaleza y el hombre que otros como los milesios formulan en prosa más abstracta. Pertenecen, por supuesto, a la historia de la filosofía, entre otras cosas porque influyen mucho en Platón y Aristóteles los toma muy en serio, pero hay que entenderles con su propio lenguaje porque de este modo sus fragmentos permiten interpretaciones mucho más ricas, profundas y matizadas.

Muerte de Empédocles en el Etna. Iluminación medieval italiana. Fuente: Wikimedia Commons

Pregunta – La catábasis parece reservada a héroes y poetas, pero en Lebadea existía un oráculo de naturaleza iniciática en el que los consultantes afrontaban una experiencia que, según nos han descrito las fuentes, era realmente traumática, pues debían internarse en una oscura oquedad después de completar una serie de etapas que simulaban una muerte ritual ¿podemos considerar este tipo de prácticas oraculares como una suerte de catábasis?

Respuesta – Sí, está bien expresado como “una suerte de”. Como esquema mítico que los iniciados e iniciadores conocían de sobra por los múltiples relatos míticos sobre el viaje al Hades, la catábasis era adaptable a la iniciación ritual, no solo para preparar el tránsito al otro mundo, como testimonian las laminillas órficas y un famoso texto de Plutarco, sino también para ritos de adivinación o de curación en que el descenso y la experiencia de revelación se modelaban sobre un viaje a la muerte del que el iniciado salía renovado y con nuevos conocimientos tras una experiencia emocional muy intensa.

Pregunta – A pesar de la profundidad de significado de la Catábasis, el concepto no se libró de bromas, parodias o ironías ¿en qué momento, si es que puede situarse de alguna manera, comienza a gestarse tal irreverencia?

Respuesta – Por muy en serio que los humanos nos tomemos la muerte, ayer, hoy y en todas las épocas, y quizá precisamente por esa misma seriedad del tema, se presta como pocos otros a hacer chistes y parodias. Ya en Homero mismo la Nekyia empieza con un toque de humor cuando Ulises encuentra a Elpénor, un miembro de su tripulación que, al haber muerto justo al partir, ha llegado antes que él al mundo de los muertos. Gracias como ésta encontramos en múltiples contextos, y Las Ranas de Aristófanes está basada íntegramente en la parodia del viaje al Hades, igual que muchas obras de Luciano. Con la catábasis hay ironía suave a lo platónico o sátira descarnada como en los cínicos, hay negación total como en Lucrecio, y juegos literarios como en Propercio. Al ser parte del acervo mítico común, se presta a todo tipo de usos, que a su vez van enriqueciendo la tradición catabática. La cristianización cambia el fondo religioso, pero como muestra la Comedia de Dante, la fuerza narrativa del mito para crear imágenes y relatos sigue incólume.

Autor

Mario Agudo Villanueva

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